Yoni Romero regresó a la Universidad Estatal de California, Northridge (CSUN) decidido a concluir lo que había comenzado cuando tenía apenas 18 años y acababa de graduarse de Marc & Eva Stern Math and Science School. Hijo de inmigrantes poblanos y primer universitario de su familia, hoy avanza en una doble licenciatura en Administración de Empresas con especialización en Análisis Financiero y Pre-Contabilidad. Su historia demuestra que los desafíos pueden transformarse en oportunidades.
Su camino universitario comenzó en 2014, cuando ingresó al programa de verano del Educational Opportunity Program (EOP) de CSUN, una iniciativa creada para apoyar a estudiantes de primera generación y de bajos recursos en su transición a la educación superior. Sin embargo, la recesión económica golpeó a su familia y Yoni tuvo que abandonar sus estudios para trabajar.
“Tenía tres empleos a la vez: en una tienda de 99 centavos, en una carnicería y ayudando a mi tío con mudanzas en zonas adineradas. Era demasiado para un joven que estudiaba y viajaba en autobús desde el Este de Los Ángeles”, recuerda el angelino.
Agotado y bajo presión financiera, decidió enlistarse en el ejército, una experiencia que le brindó estabilidad y la posibilidad de gestionar la ciudadanía estadounidense para su madre. “Uno de mis mayores logros”, afirma. Tras ocho años de servicio militar, pensó que conseguir empleo sería sencillo, pero la realidad fue distinta. “Apliqué hasta en McDonald’s y también ahí me rechazaron”, relata el ex sargento.

Sin rendirse, intentó volver a la universidad, pero varias instituciones lo rechazaron por no contar con un historial académico reciente. Finalmente, CSUN le abrió las puertas en el otoño de 2023. “Fue muy especial volver al lugar donde todo comenzó”, comenta entusiasmado.
El regreso a las aulas no ha estado exento de desafíos. “Le llevo diez años a la mayoría de mis compañeros y a veces me preguntan por qué sigo estudiando en lugar de trabajar o formar una familia”, dice entre risas. Sin embargo, esas diferencias se han convertido en fortalezas. “Les cuento que estuve en el ejército, que me junté con gente equivocada y que ahora tengo otra oportunidad para ser mejor.”
Ser estudiante de primera generación implicó enfrentar la falta de educación financiera, un reto que Yoni decidió convertir en motor de cambio. “Crecí sin saber cómo administrar mi dinero ni cómo pagar la universidad, pero quiero romper ese ciclo y ayudar a otros a no repetirlo.” Por eso, colabora con el programa CSUN VITA, donde asesora a familias de bajos recursos en la preparación de sus impuestos. “Fue como cerrar un círculo. Ahora soy yo quien orienta a la comunidad de donde provengo.”
Reflexionando sobre su trayecto, Yoni se define como “producto de sus decisiones, de su vecindario y de la gente que lo rodea, pero, sobre todo, como alguien que sigue luchando”. En esta nueva etapa, su meta es graduarse y aplicar su conocimiento financiero para empoderar a su comunidad.
“En mi familia nadie se ha graduado y quiero ser quien marque la diferencia. Quiero demostrar que siempre hay segundas oportunidades, sin importar cuánto tiempo haya pasado”, puntualiza el alumno de Pre-Contabilidad.
Convencido de que su historia puede inspirar a otros, Yoni deja un mensaje final para quienes estudian en la universidad:
“Involúcrense lo más que puedan y tómense la vida un día a la vez. La vida universitaria puede ser difícil, pero hay que aprender a respirar, disfrutar y seguir adelante. Hay 365 oportunidades al año; por más gris que esté el cielo, la luz siempre vuelve a brillar.”
